Tips de sexo para avivar la pasión en tus encuentros intimos

¿Los invaden la rutina y el aburrimiento? ¿Ya han realizado un montón de posturas de nombres impronunciables y han explorado todas las técnicas posibles y las que quedaban por inventar?

Hola amigas! Aquí estoy con ustedes de nuevo para resolver todo lo que quedó pendiente la semana pasada. Lo primero fue descubrir qué cosas nos provocaban falta de deseo: la convivencia, la rutina, la ausencia de comunicación, un mal reparto de tareas y poderes, diferentes niveles de deseo erótico, insatisfacción sexual, desavenencias en cuanto a prácticas sexuales, problemas de identidad sexual, experiencias traumáticas…

Contenido del post

Como ponerle pasión a una relación

 

Como terapia para la pareja se pueden incluir una serie de tareas conductuales para que las pongan en funcionamiento. Pueden ser: aumentar la comunicación entre la pareja, hablar de sus problemas, gustos y expectativas en cuanto a las relaciones sexuales y ser comprensivos con el otro.

Es muy importante tener en cuenta las necesidades y gustos del otro. Para conseguir estímulo sexual, el afecto y la ternura suele ser el mejor método de entrada. Hay que aprender cómo acercarse sexualmente al otro para resultar deseable y si se quiere rechazar un encuentro sexual también habrá que aprender a hacerlo cortés y educadamente para no crear mayores frustraciones.

No olvidemos que los problemas sexuales de pareja son responsabilidad de ambos y por lo tanto los dos deben colaborar con el mismo interés. Para evitar fracasos en la pareja o que nuestro deseo sexual se vaya apagando y apagando… es muy importante que exista siempre confianza e intimidad entre los amantes.

¿Qué entendemos por intimidad?

 

Pues no sólo las relaciones sexuales si no también el tiempo dedicado a hablar, a compartir cosas, actividades… que además nos enriquecerán en experiencias comunes logrando una mayor complicidad.

Todo esto facilita que el afecto y también el deseo sexual se despierten más fácilmente que si sólo nos relacionamos en el coito. Por lo tanto podemos decir que son básicas la comunicación, la fantasía y la experimentación. Para que el deseo no se diluya tendremos que hacer un esfuerzo en no caer en la rutina: provocando, insinuando, leyendo, escuchando o viendo cosas que nos estimulen nuestra fantasía, todo lo que pueda servirnos de inspiración.

Las fantasías sexuales nos pueden ser muy útiles porque nos pueden servir para ver y explorar aquello que nos produce mayor excitación, tanto en la realidad, como en el imaginario o en el propio sueño.

Nos dan placer y compensan carencias de la vida cotidiana, además de potenciar la imaginación y alejar la monotonía. Maravilloso, maravilloso!.

La fantasía sexual puede ser provocada de manera voluntaria o aparecer de forma espontánea como pasa en los sueños.

¿Cómo erotizarnos?

Es mejor que la relación sexual comience de una manera agradable, con juegos que lleve a la pareja a la excitación hasta desear el contacto físico. El hecho de estar desnudos uno frente a otro ya nos estimula visualmente al igual que sentir cómo se van excitando nuestros cuerpos, si además lo acompañamos de abrazos, caricias, palabras y besos la sensación es mucho más suntuosa.

Debemos aprender a dar y recibir. (Entendamos esto) dejándonos llevar por los sentidos y las sensaciones que te están dando al igual que saber cómo producírselas a la pareja en el grado, intensidad y momento que desees. Y eso sólo se aprende haciendo el amor con ella, observando sus reacciones y hablando de sus sensaciones, deseos, fantasías… Además de la creatividad de cada uno que puede inducirle al otro a determinadas prácticas que, tal vez al principio, no pensase en ellas como gratificantes y después descubrir cuánto le gustan.

Compartir nuestros deseos y fantasías resulta fantástico para la estimulación sexual. Contarnos lo mucho que nos excitaría que nos hiciesen «tal cosa». Debemos intentar conocernos al máximo para saber qué es lo que más nos estimula y alcanzar una relación plena los dos.

Mientras se utiliza el cuerpo también puedes emplear el don de la palabra y susurrarle lo que piensas sin pudor, (así, tal cual!). Las conversaciones eróticas entre la pareja influyen notablemente en la excitación, ¡así que fuera tapujos! y cuéntale todas esas cosas que no te atrevías a decirle.

Podemos estimularnos en pareja leyéndonos relatos eróticos, libros de masajes, viendo películas que nos exciten y compartiendo con el otro todo aquello que de manera individual nos estimula sexualmente. Y no hay nada mejor para reducir el estrés que acariciar y ser acariciado.

Las caricias nos ayudan a recuperar la confianza, la intimidad y mejora nuestra autoestima. Hay que aprender a acariciar sin hacerlo como medio para llegar a la penetración, sino por el simple placer de sentir el tacto del cuerpo y poco a poco la excitación irá aflorando. Es importante dejar de pensar en la penetración como fin inmediato para deleitarnos con estas sensaciones.

Para ello podemos empezar acariciando el cuerpo con movimientos circulares durante un rato, evitando las zonas más erógenas como genitales y pezones. Después, desnudos, darse un abrazo; uno podría abrazar al otro por detrás y estar así el tiempo que deseen sin llegar a la penetración.

Después podrán extender las caricias a las zonas más erógenas, pero suavemente; y pasado ese tiempo, la pareja (sea mujer u hombre) puede ponerse sobre el hombre e introducir el pene pero sin hacer movimientos durante un tiempo, así se permite sentirlo dentro. Después pueden iniciar la cópula de manera tántrica; esto es, introduciendo el pene sólo entre tres y cinco centímetros (la puntita no más) dejarlo unos minutos y sacarlo; así varias veces.

Con esta técnica se pueden alcanzar varios estadios de placer. En general los mayores incentivos para recuperar el deseo son las novedades: introducir innovaciones, variar de posición, comportamientos diferentes en el acto sexual, idear escenas y fantasías, cambiar de vestuario, de lugar…

Para evitar un desgaste de tu vida sexual debes probar cosas nuevas, olvidarte de los complejos, de los miedos y arriesgar. La improvisación y cierto grado de impulsividad también inducen al deseo, puedes hacer alguna insensatez a pesar de que seas una persona adulta y responsable. A veces no viene mal arriesgarse un poco, puedes parar el coche en la banqueta y montártelo allí mismo, o detener el ascensor y echar un “quiqui”. Vamos, lo que les salga a ustedes sin pensarlo mucho. Me gustaría que me comentaras por aquí abajo qué tal les ha ido con estos consejos y así contrastamos. Hasta entonces no olviden de compartirlo, disfrutar y ser felices.



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