El pan posee múltiples cualidades para la salud, tales como un alto contenido en hidratos de carbono, proteínas, fibra, vitamina B y apenas contiene grasa.
Sin embargo, no todos son iguales y siempre es bueno saber qué tipo de pan estamos consumiendo y que nos aporta:
Pan blanco. Es bueno y ayuda a reponer fuerzas y calmar el hambre, por lo que es ideal para después del gimnasio o practicar cualquier deporte.
Pan integral. Es rico en fibras, vitaminas del grupo B y minerales que benefician el sistema nervioso.
Pan con salvado. Es el tipo de pan blanco con salvado el que aporta más fibra. Ideal para personas con estreñimiento leve o moderado.
Pan de centeno. Contiene ácido linoleico por lo que está indicado en casos de hipertensión y enfermedades cardiovasculares. También es ideal para personas diabéticas.
Pan de avena. Es un pan nutritivo y energético, rico en proteínas, vitaminas B y magnesio. Se aconseja para estados depresivos, anémicos y en casos de retención de líquidos.
Pan de molde. Contiene más grasa que el pan blanco pero tiene el mismo valor calórico. Es ideal para personas con dificultad para masticar.
Pan tostado. Recomendado en procesos diarreicos y otras afecciones digestivas tales como estómago delicado, digestiones pesadas… También es un aliado ideal en los regímenes de pérdida de peso.